Cómo funcionan los mercados de carbono Shell España

Estructura de los mercados de carbono: herramientas de compensación

Para que tu negocio avance en la transición energética, es necesario abarcar no solo una solución, sino muchas. Te explicamos cómo funcionan los mercados carbono, de cumplimiento regulado y voluntarios, para reducir y compensar las emisiones de CO2.

No existe una única solución para el desafío de reducir las emisiones de carbono con el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global. Desde Shell apoyamos que los gobiernos utilicen la fijación del precio del carbono como un mecanismo para hacer frente al cambio climático y abogamos por poner un precio directo a las emisiones de carbono, como parte de un marco político más amplio para lograr cero emisiones netas. El precio del carbono ya sea a través de un sistema de comercio de derechos de emisión, un impuesto sobre el carbono o un sistema híbrido debería aplicarse a tantos sectores de la economía como sea posible, y aumentar su espectro con el tiempo. Desde Shell promovemos una mayor cooperación internacional a través de sistemas que transfieren créditos de carbono entre países y defendemos la garantía de que las transacciones internacionales de créditos de carbono tengan integridad ambiental evitando la doble contabilización en los inventarios nacionales, incluso en los mercados voluntarios de carbono.

¿Qué son los mercados de carbono y cómo funcionan?

Los mercados de carbono tienen como objetivo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a través de la compra y venta de derechos de emisión y créditos de carbono. Cada país o región establece sus objetivos y determina los límites de emisión permitidos para los diferentes sectores. Posteriormente, son las autoridades gubernamentales las encargadas de asignar derechos de emisión a las empresas, otorgándoles permisos para que puedan emitir una determinada cantidad de gases de efecto invernadero.

Tanto las empresas como los particulares acuden a estos mercados con el objetivo de compensar sus emisiones. Las empresas que emiten menos gases contaminantes pueden vender sus excedentes de derechos de emisión a otras empresas que hayan superado los límites establecidos en el mercado de carbono.

Además de los derechos de emisión, también existen los llamados créditos de carbono. Un crédito de carbono equivale a una tonelada de dióxido de carbono o la cantidad equivalente de otro gas de efecto invernadero. Estos créditos se generan a través de proyectos de reducción o absorción de emisiones y se pueden adquirir para compensar las emisiones.

Principalmente podemos distinguir dos tipos de mercados de carbono: los mercados de carbono basados en el cumplimiento y los mercados de carbono voluntarios. Son similares, ya que ambos buscan utilizar mecanismos basados en el mercado para ayudar a reducir las emisiones de carbono, pero difieren en la forma en que se implementan.

Mercados de cumplimiento regulado Mercados voluntarios de carbono
Son mercados establecidos por los gobiernos y son legalmente vinculantes y obligatorios. Están promovidos por empresas, individuos u otras entidades que desean cumplir con sus objetivos de sostenibilidad ambiental o que son parte de sus objetivos de cero emisiones netas.
Por lo general, están en sintonía con los objetivos nacionales de reducción de emisiones o equivalentes. Ofrece la oportunidad de apoyar proyectos que eviten o reduzcan las emisiones de carbono, o eliminen el dióxido de carbono que ya se encuentra en la atmósfera.
Ejemplos de esto incluyen el ETS de la UE o el Programa de Comercio de Límites Máximos de California-Quebec, etc. Dado que se trata de programas específicos de la región, los precios varían para cada jurisdicción. Estos proyectos pueden generar créditos de carbono a partir de actividades como la protección de los ecosistemas naturales, la reforestación, la mejora de la eficiencia en los dispositivos domésticos, la apuesta por la generación de energía renovable y el cambio a procesos de gestión de residuos menos intensivos en carbono.

¿Cómo compensar las emisiones inevitables de tu negocio?

La estrategia de descarbonización debe empezar por evitar y reducir las emisiones en sus operaciones y cadenas de suministro, optando, por ejemplo, por una transición hacia un suministro energético de gas y electricidad procedente de fuentes renovables y certificando su origen a través de Garantías de Origen. Sin embargo, los mercados voluntarios de carbono con la opción de compensar las emisiones también son una parte importante de la solución cuando la actividad industrial es difícil de descarbonizar.

En Shell, a través de proyectos basados en la naturaleza, invertimos en la protección y mejora de los ecosistemas naturales que capturan las emisiones de CO₂, que benefician a las comunidades locales y mejoran la biodiversidad, teniendo en cuenta los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Estos proyectos generan créditos de carbono que pueden ser utilizados por las industrias para compensar emisiones y promover procesos de descarbonización.

La transparencia en este proceso es un factor fundamental. Las políticas deben basarse en modelos sólidos y claros que muestren los impactos de la fijación del precio del carbono en los consumidores y la industria. Shell también promueve, en este ámbito, la cooperación internacional a través de sistemas que transfieren créditos de carbono entre países y aboga por garantizar que las transacciones internacionales de créditos de carbono tengan integridad ambiental al evitar la doble contabilización en los inventarios nacionales, incluso en los mercados voluntarios de carbono.

A su vez, es importante que dichos proyectos estén certificados según estándares reconocidos. En Shell ofrecemos a nuestros clientes más de 50 proyectos en todo el mundo que colaboran con ecosistemas como bosques, praderas, humedales y zonas costeras, o proyectos que mejoran la sostenibilidad agrícola certificados por el Verified Carbon Standard, Gold Standard y el American Carbon Registry.

Al apoyar proyectos certificados, se asegura la integridad y calidad de los créditos de carbono adquiridos y al mismo tiempo se genera un impacto positivo en el medio ambiente y en las comunidades locales en las que se desarrollan. Además, para garantizar la seguridad y transparencia de este proceso, la gestión y revisión de los proyectos naturales es auditada por un tercer actor independiente.

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